Julio Rey: Para preparar bien el maratón nunca hacía series
inferiores a mil metros
El español que más rápido ha cubierto los 42 kilómetros y
195 metros nos da sus claves para la distancia.
Melchor, Gaspar, Baltasar… y Julio, el cuarto Rey, que viene
a hacerte un regalito ahora que ya pensabas que se había acabado la época. El
plusmarquista nacional de los 42,195 km (2:06:52), subcampeón mundial y dos
veces bronce europeo, hace años que abandonó el profesionalismo, pero sigue
saliendo a correr con asiduidad y, cuando se pone un dorsal, pocos son capaces
de echarle el guante. ¿Se os ocurre mejor maestro para ayudarnos a debatir con
Filípides? Pues eso, hacerle caso y lo mismo os salís en vuestro primer maratón
de 2018.
(No habría que decirlo, pero como nos consta que algunos os
lo tomáis todo al pie de la letra, ahí va: estos son líneas directrices para
adaptarlas a nuestras particulares características, que ni de lejos son las de
un súper clase como el toledano, así que quedaos más con la idea que con
números o ritmos… ¡Adaptad y triunfaréis!).
Un hombre de la tierra
“El 95% de mi preparación era sobre esta superficie: series,
ritmos controlados, todo… Solo corría un 5% de todos mis kilómetros por
asfalto, lo que tardaba en llegar de la puerta de mi casa al camino. No hacía
ni un solo entrenamiento específico en asfalto. Ahora trabajo como fisioterapeuta
y no me queda otro remedio que correr en asfalto por mi horario laboral. Antes
solo lo pisaba en las competiciones previas, que no solían ser muchas; en una
preparación específica de tres meses competía en una o dos medias (como mucho)
y, si me pillaba en invierno, algún cross”.
¿Sabes beber?
“Hay que beber constantemente durante los rodajes, es la
única manera de automatizar algo tan clave como la ingesta de avituallamiento
líquido. A veces pensamos que sabemos beber -yo el primero- y no es así; hacerlo
en plena carrera es complicado, y cuanto más rápido, peor. A mí de un maratón a
otro se me olvidaba, me atragantaba, me entraba por la nariz, etc. Hay que
coger destreza, aprender a controlar la respiración y evitar el flato. Todo eso
se entrena. No pasa nada por ir 700 u 800 m con la botella de agua y beber a
sorbitos. Una buena opción es que alguien te acompañe en bici o te espere en
puntos concretos de tu recorrido. Yo aprovechaba los rodajes largos extensivos
(25-28 km), que para mí eran día sí y día no, básicamente los días que no hacía
series. También bebía en el test de 32 km que hacía 3 semanas antes del
maratón”.
Testifica tu estado de forma
“Como os decía en el apartado anterior, para ratificar mi
estado de forma de cara a la prueba objetivo, hacía un test de 32km 21 días
antes. Comenzaba los 12 primeros por encima del ritmo del maratón, los 10
siguientes a ritmo de maratón y los 10 últimos un poco por debajo (más rápido)
del ritmo que quería llevar en el maratón. Antes de esta sesión no rodaba, para
calentar solo hacía ejercicios de movilidad articular”.
¡A dónde vais con tantos geles!
“En mi época no los utilizábamos. Creo que ahora la gente se
atiborra a ellos y no es bueno, pues provocan demasiados picos de insulina.
Dependiendo del tiempo que quieras hacer recomiendo tomar uno, dos a lo sumo.
Dicho por los médicos: pueden resultar hasta peligrosos (ya hay estudios que lo
demuestran). Recomendaría tomar uno sobre el kilómetro 30-32 y el otro, si te
encuentras muy mal, a modo de emergencia en el kilómetro 40. Es una barbaridad
la gente que llega a tomarse hasta 5”.
Nada de series cortas
“No solía pasar de 12 km en series, solo cuando tocaban de
5.000 (hacía 3, así que sumaban 15 km). Las más cortas eran de 1.000 y no
pasaba nunca de 12. Bajo mi perspectiva es un riesgo alto de lesión hacer cosas
inferiores a eso. Casi no hacía series de 400 y 500 m, solamente en la
temporada de campo a través, pero las eliminaba cuando estaba en el periodo
específico de preparación del maratón (tres meses). Mis series habituales eran
las mencionadas, y 4 x 3.000 m y 6 x 2.000 m. Además hacía rodajes controlados:
16 km a ritmo de maratón”.
Turismo sí, pero a su debido tiempo
“Entiendo lo de combinar turismo y deporte, pero el día
antes de la prueba deberíamos dejarlo para descansar. Lo suyo sería hacer
turismo el día después, aunque tengamos las piernas cansadas. Mi opinión es que
tirar todo el entrenamiento de meses por ver Praga o Berlín 24 horas antes de
nuestro reto no tiene mucho sentido. En viajes largos como suele ser el de
Nueva York puedes dedicarte a pasear los días anteriores, pero el sábado
guárdalo siempre para el reposo”.